La computación en nube se considera el eje de la innovación empresarial y la agilidad operativa. Sin embargo, a medida que se consolida su papel integral, también lo hace el control de los gigantes tecnológicos Amazon y Microsoft.
La Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido (CMA) se prepara para una investigación histórica, a raíz de una remisión urgente del regulador de comunicaciones Ofcom. Nos encontramos en un momento crucial que cambiará el curso futuro de la computación en nube.
Lo que está en juego no son sólo las cuotas de mercado, sino los parámetros éticos del papel de la tecnología en nuestro futuro colectivo. Este riguroso escrutinio ofrece una oportuna exploración de las tácticas empleadas por estas empresas para cimentar su fortaleza, planteando cuestiones cruciales sobre la salud del mercado y sus implicaciones para la elección del consumidor, la innovación y, en última instancia, la democratización de la infraestructura digital.
Ofcom sugiere el dominio de Amazon y Microsoft
El estudio de mercado de Ofcom revela una tendencia preocupante. Sugiere que Amazon y Microsoft han construido un ?jardín amurallado? en el sector de la nube. Esto dificulta a las empresas el uso de múltiples servicios en la nube. Un problema clave son las tarifas de salida. Se trata de los elevados costos de trasladar datos fuera de un servicio en la nube. Establecidas por gigantes como Amazon y Microsoft, estas tarifas encarecen el cambio de proveedor. También se les acusa de reforzar el dominio del mercado de estas dos empresas.
Otro problema son las barreras técnicas. Entre ellas están los problemas de interoperabilidad y portabilidad. Las empresas tienen dificultades para hacer que sus datos y aplicaciones funcionen en todos los servicios en nube. Estos problemas técnicos actúan como un foso. Mantienen a los usuarios encerrados en sus opciones iniciales y limitan el uso de múltiples proveedores de nube. El informe afirma que esta falta de elección debilita la competencia en el mercado.
El estudio también destaca otro problema: los descuentos por gastos comprometidos. Estos descuentos parecen ayudar a los consumidores al reducir costos. Pero también actúan como esposas de oro. Animan a las empresas a quedarse con un proveedor de nube para la mayoría, si no todas, sus necesidades. Esto crea problemas importantes para la competencia en el mercado. Disuade a las empresas de adoptar un enfoque multicloud, reforzando el control de grandes actores como Amazon y Microsoft.
Estas preocupaciones están causando un efecto dominó que conducirá a una menor competencia y a una mayor concentración del mercado con el tiempo. El impacto podría ir más allá de unos precios más altos. También podría ahogar la innovación y limitar las opciones para los proveedores de software. Dados estos riesgos, la decisión de Ofcom de remitir el asunto a la CMA para su investigación se considera acertada y urgente.
Pero, ?es realmente una representación justa de la situación?
Regulación frente a innovación en la nube
La razón por la que AWS y Azure dominan el mercado no es sólo su tama?o o su músculo de marketing; se trata de un rendimiento innegable y una integración estratégica.
AWS lidera porque ha establecido un estándar incomparable de automatización y rentabilidad. Azure prospera porque ofrece una integración perfecta con todo el ecosistema de Microsoft. A pesar de que otras empresas están invirtiendo grandes fortunas en ponerse a su altura, AWS y Azure ofrecen ventajas convincentes que hacen que sea difícil pasarlas por alto. No se trata de quién entró primero en la carrera, sino de quién la dirige con mayor eficacia.
Merece la pena se?alar que los perdedores a los que alude el informe son grandes nombres como Oracle, Google e IBM, y no nuevas empresas. No van a la zaga de AWS y Microsoft porque les estén acosando. La verdadera historia es más compleja. Construir un servicio en la nube como AWS o Azure no es un esfuerzo casual. Requiere una inversión colosal de tiempo, experiencia y recursos financieros.
Los líderes empresariales comprenden el valor de este nivel de compromiso. Por eso, cuando los reguladores pretenden examinar a estas empresas por su liderazgo en el mercado, podrían estar errando el tiro. Estas plataformas son de primer nivel precisamente porque han ofrecido sistemáticamente un valor inigualable a su base de clientes. No se llega a ser líder del mercado sin ofrecer algo excepcional. Por lo tanto, la idea de que la legislación podría crear competencia de forma espontánea ignora las complejidades y matices de esta industria altamente especializada.
También es fundamental tener en cuenta que, aunque AWS, Azure y Google Cloud parecen llevar la voz cantante, el mercado dista mucho de ser monopolístico. Los líderes empresariales tienen opciones; no están canalizados hacia una única opción. La crítica de que estos gigantes de la industria están haciendo deliberadamente que sus ecosistemas sean ?pegajosos? para retener a los clientes tiene menos peso si se tiene en cuenta que, en última instancia, depende de los responsables de la toma de decisiones de la organización construir una estrategia tecnológica que evite la dependencia del proveedor.
Lo esencial
Que IBM y Oracle se lamenten de su incapacidad para competir es, por decirlo suavemente, irónico. No olvidemos que son los mismos monstruos que anta?o dominaban la informática empresarial, vendían precios exorbitantes, encadenaban a los clientes con contratos implacables y reclamaban celosamente los derechos de propiedad intelectual sobre las configuraciones cuando los clientes se atrevían a abandonarlas.
Este panorama le valió a IBM el apodo de ?Me han atracado?. Su situación actual no es el resultado de las tácticas despiadadas de Microsoft y Amazon, sino una caída autoinfligida por su incapacidad para evolucionar en tecnología y modelos comerciales.
El problema para las empresas no radica en las leyes de competencia, sino en la bomba de relojería del riesgo operativo. Cuando AWS de Amazon tropieza, no se trata de un peque?o contratiempo, sino de un acontecimiento sísmico que hace caer la mitad de Internet.
Dado que Amazon y Microsoft poseen conjuntamente entre el 70% y el 80% del mercado, su abrumador dominio amplifica las vulnerabilidades a una escala que no podemos ignorar. Este duopolio no solo limita las opciones de los proveedores, sino que expone a las empresas a interrupciones catastróficas, ciberataques y fallos de software que pueden propagarse por todo el panorama digital. En este juego de altas apuestas, la diversificación no sólo es aconsejable, sino imprescindible.
En un mundo en el que los datos son el nuevo petróleo y la computación en nube la nueva frontera, los intentos reguladores de nivelar el terreno de juego corren el riesgo de no dar en el blanco y de ahogar la innovación y la excelencia que son fundamentales para el progreso en este espacio.